Las TICs no solo están cambiando la forma de trabajar: están reescribiendo el manual completo. En las profesiones de la salud y en casi cualquier ámbito han dejado de ser un "extra" para convertirse en una extensión natural de nuestra práctica. Su impacto no se mide solo en velocidad o eficiencia, sino en cómo transforman la toma de decisiones, la comunicación y la calidad del servicio. Hoy, acceder a información fiable en segundos, seguir un procedimiento desde una app o registrar datos en tiempo real no es ciencia ficción: es lunes por la mañana en cualquier institución moderna.
A la vez, estas tecnologías nos empujan a crecer. Nos obligan a desarrollar pensamiento crítico, ética digital y una capacidad de adaptación que, si hablamos claro, termina siendo tan importante como el conocimiento técnico. Sí, pueden abrumar, pero también potencian: amplían nuestro alcance, fortalecen la seguridad del paciente y nos permiten personalizar la atención como nunca.